Dra. Emma Carson
El siguiente informe está escrito por la Dra. Emma Carson de Los Angeles, California, con fecha del 12 de agosto de 1937:
Varios de mis colegas de la profesión, mundialmente reconocidos (médicos, cirujanos y abogados) así como cuatro famosos oficiales de negocios pasaban el invierno de 1936-37 en el Sur de California, y en varias de las ocasiones en las que me visitaron, oí hablar de la maravillosa clínica de cáncer de la Señorita Caisse en Bracebridge, Ontario. Al escuchar estos impresionantes informes expresados con tan serio interés en las discusiones, empecé a interesarme. Más tarde tuve la determinación de ir a Bracebridge tan pronto como pudiese intercambiar cartas introductorias, para que la Señorita Caisse me invitase a visitar su clínica. La invitación me fue gratamente concedida, y contenía además instrucciones explícitas para facilitar mi viaje, su genuina y sincera bienvenida y su agradecimiento por tomarme la molestia de venir de tan lejos para investigar su trabajo, a pesar de mi actitud escéptica. A las 8 a.m. del cuarto día después de recibir su amable invitación, salí de Los Angeles de camino a Bracebridge con el único propósito de conocer a la Señorita Caisse y cerciorarme de las virtudes reales de los tratamientos ESSIAC, según su invitación, y especialmente agradecida de su promesa de mostrarme su método y sistema personalmente en su clínica. Tras estudiar seria y compasivamente la extraordinaria cantidad de gente afligida y después de compararlo visualmente con las clínicas más eminentes y distinguidas en las que había estado, tanto en éste país como en países extranjeros, me dí cuenta de que nunca había visto o estado en un clínica donde hubiese un ambiente tan notablemente alegre y compasivo.
Los pacientes me aseguraron que habían dejado voluntariamente de tomar todo tipo de narcóticos y sedantes recetados por los médicos que los habían atendido antes de la adpoción del tratamiento ESSIAC, y esto poco tiempo después del primer tratamiento.
Mi escepticismo no cedió ni desapareció a pesar de la eperanza y fe depositadas por los pacientes de la clínica y sus amigos. Sin embargo, admito que mi curiosidad aumentó, y decidí que mi escepticismo no podía cerrarme los ojos o entrometerse en mi detallada investigación sobre la verdadera eficacia de ESSIAC en tratamientos contra el cáncer. Algunos de los médicos y cirujanos eminenetes que estaban familiarizados con los indiscutibles resultados obtenidos con el tratamiento ESSIAC de la Señorita Rene M. Caisses, y que habían demostrado un gran interés en los trabajos de la investigación contra el cáncer, incluyendo la investigación de los remedios contra los tipos de cáncer más prominentes, me aseguraron que el tratamiento de Rene M.Caisse era el remedio más humano, satisfactorio y con más éxito que “podía encontrarse hasta entonces” (teniendo en cuenta las inevitables limitaciones debido a ciertas restricciones) para la aniquilación del cancer.
Cándidamente le expliqué la razón que había motivado mi visita a la clínica de cáncer de Bracebridge. Esperaba obtener pruebas visibles auténticas que me convenciesen lo suficiente y que pudiesen establecer una evidencia satisfactoria e irreversible de ESSIAC como un remedio garatizado contra el cáncer. La Sta. Caisse expresó su más puro deseo de facilitarme toda la información precisa, tanto la favorable como la desfavorable, para ayudar a establecer conclusiones imparciales y definitivamente confirmadas, como una merecida recompensa por mi largo viaje, realizado con el propósito de obtener evidencias convincentes acerca del verdadero mérito de ESSIAC. Diligentemente, continué con la búsqueda de resultados garantizados y definitivos, alcanzados con el uso de ESSIAC y atribuidos al tratamiento de cáncer de Rene Caisse. Mi investigación debía estar basada en juicios imparciales. La Sta. Caisse no reinvindica que su remedio ESSIAC “lo cure todo”. Cuando le pregunté si ESSIAC podía curar el cáncer, me respondió: “Si no lo cura, aliviará su dolor, siempre que al paciebte le quede la vitalidad suficiente para permitirle responder al tratamiento.
La vasta mayoría de los pacientes de la Sta. Caisse venían para empezar un tratamiento después de que la cirugía, radio, etc, hubiesen fallado y después de haber diagnosticado a los pacientes como casos incurables o sin esperanza. Realmente, el progreso obtenido y los resultados conseguidos con ESSIAC, así como la rapidez de la cura, eran absolutamente maravillosos y había que verlo para creerlo. Yo estaba totalmente inmersa en la revisión, comparación y resúmen de todos los datos acumulados, informes, historias, etc, y visualizaba mentalmente a cada uno de los pacientes y su aparente milagroso progreso, cuando me dí cuenta de que mi escepticismo había desparecido, o había desmontado su tienda tras la derrota, como los árabes, y se había marchado silenciosamente.
Cuando llegué a Bracebridge, pensé quedarme 12 horas, o como mucho un máximo de 48 horas. La Sta. Caisse, su tratamiento ESSIAC y sus pacientes fueron los responsables de la ilimitada extensión de mi estancia en Bracebridge y Toronto, ya que permanecí 24 días y pasé unos 16 en Toronto. Durante las tres semanas que visité Bracebridge y las ciudades y pueblos de los alrededores, investigué y examiné los resultados obtenidos con ESSIAC en 400 pacientes. Me agrada asegurar a todos los interesados que yo misma corrí con todos mis gastos e investigué ESSIAC para satisfacer mi propio interés en víctimas del cáncer y conocer algunos de los agentes curativos que habían demostrado mejores resultados que ningún otro remedio contra el cáncer, y que podía recomendar de forma consciente a mis amigos y seres queridos. Quiero expresar que lamento que Ontario esté tan lejos y que sea tan difícil llegar desde California. El desplazamiento que supone tal distancia es una consideración importante a tener en cuenta para la seguridad y comodidad de los inválidos.
Expreso mi sincero interés y esperanza para que la humanidad entera permita la obtención del remedio ESSIAC de Rene Caisse, de acuerdo con sus principios filantrópicos y humanos. (Firmado: Emma M.Carson, M.D. Hayward Hotel, Los Angeles, California, 12 de agosto de 1937).
Cada pocos años tenía una cita con quienquiera que fuese el entonces “Honorable Ministro de la Salúd en Ontario” y asistía con un grupo de pacientes y una petición. Primero el Dr. Robb, después el Dr Faulkner y el Honorable Harold Kirby. Cada año el grupo de pacientes era más numeroso y las peticiones contenían más nombres.
Varios de mis colegas de la profesión, mundialmente reconocidos (médicos, cirujanos y abogados) así como cuatro famosos oficiales de negocios pasaban el invierno de 1936-37 en el Sur de California, y en varias de las ocasiones en las que me visitaron, oí hablar de la maravillosa clínica de cáncer de la Señorita Caisse en Bracebridge, Ontario. Al escuchar estos impresionantes informes expresados con tan serio interés en las discusiones, empecé a interesarme. Más tarde tuve la determinación de ir a Bracebridge tan pronto como pudiese intercambiar cartas introductorias, para que la Señorita Caisse me invitase a visitar su clínica. La invitación me fue gratamente concedida, y contenía además instrucciones explícitas para facilitar mi viaje, su genuina y sincera bienvenida y su agradecimiento por tomarme la molestia de venir de tan lejos para investigar su trabajo, a pesar de mi actitud escéptica. A las 8 a.m. del cuarto día después de recibir su amable invitación, salí de Los Angeles de camino a Bracebridge con el único propósito de conocer a la Señorita Caisse y cerciorarme de las virtudes reales de los tratamientos ESSIAC, según su invitación, y especialmente agradecida de su promesa de mostrarme su método y sistema personalmente en su clínica. Tras estudiar seria y compasivamente la extraordinaria cantidad de gente afligida y después de compararlo visualmente con las clínicas más eminentes y distinguidas en las que había estado, tanto en éste país como en países extranjeros, me dí cuenta de que nunca había visto o estado en un clínica donde hubiese un ambiente tan notablemente alegre y compasivo.
Los pacientes me aseguraron que habían dejado voluntariamente de tomar todo tipo de narcóticos y sedantes recetados por los médicos que los habían atendido antes de la adpoción del tratamiento ESSIAC, y esto poco tiempo después del primer tratamiento.
Mi escepticismo no cedió ni desapareció a pesar de la eperanza y fe depositadas por los pacientes de la clínica y sus amigos. Sin embargo, admito que mi curiosidad aumentó, y decidí que mi escepticismo no podía cerrarme los ojos o entrometerse en mi detallada investigación sobre la verdadera eficacia de ESSIAC en tratamientos contra el cáncer. Algunos de los médicos y cirujanos eminenetes que estaban familiarizados con los indiscutibles resultados obtenidos con el tratamiento ESSIAC de la Señorita Rene M. Caisses, y que habían demostrado un gran interés en los trabajos de la investigación contra el cáncer, incluyendo la investigación de los remedios contra los tipos de cáncer más prominentes, me aseguraron que el tratamiento de Rene M.Caisse era el remedio más humano, satisfactorio y con más éxito que “podía encontrarse hasta entonces” (teniendo en cuenta las inevitables limitaciones debido a ciertas restricciones) para la aniquilación del cancer.
Cándidamente le expliqué la razón que había motivado mi visita a la clínica de cáncer de Bracebridge. Esperaba obtener pruebas visibles auténticas que me convenciesen lo suficiente y que pudiesen establecer una evidencia satisfactoria e irreversible de ESSIAC como un remedio garatizado contra el cáncer. La Sta. Caisse expresó su más puro deseo de facilitarme toda la información precisa, tanto la favorable como la desfavorable, para ayudar a establecer conclusiones imparciales y definitivamente confirmadas, como una merecida recompensa por mi largo viaje, realizado con el propósito de obtener evidencias convincentes acerca del verdadero mérito de ESSIAC. Diligentemente, continué con la búsqueda de resultados garantizados y definitivos, alcanzados con el uso de ESSIAC y atribuidos al tratamiento de cáncer de Rene Caisse. Mi investigación debía estar basada en juicios imparciales. La Sta. Caisse no reinvindica que su remedio ESSIAC “lo cure todo”. Cuando le pregunté si ESSIAC podía curar el cáncer, me respondió: “Si no lo cura, aliviará su dolor, siempre que al paciebte le quede la vitalidad suficiente para permitirle responder al tratamiento.
La vasta mayoría de los pacientes de la Sta. Caisse venían para empezar un tratamiento después de que la cirugía, radio, etc, hubiesen fallado y después de haber diagnosticado a los pacientes como casos incurables o sin esperanza. Realmente, el progreso obtenido y los resultados conseguidos con ESSIAC, así como la rapidez de la cura, eran absolutamente maravillosos y había que verlo para creerlo. Yo estaba totalmente inmersa en la revisión, comparación y resúmen de todos los datos acumulados, informes, historias, etc, y visualizaba mentalmente a cada uno de los pacientes y su aparente milagroso progreso, cuando me dí cuenta de que mi escepticismo había desparecido, o había desmontado su tienda tras la derrota, como los árabes, y se había marchado silenciosamente.
Cuando llegué a Bracebridge, pensé quedarme 12 horas, o como mucho un máximo de 48 horas. La Sta. Caisse, su tratamiento ESSIAC y sus pacientes fueron los responsables de la ilimitada extensión de mi estancia en Bracebridge y Toronto, ya que permanecí 24 días y pasé unos 16 en Toronto. Durante las tres semanas que visité Bracebridge y las ciudades y pueblos de los alrededores, investigué y examiné los resultados obtenidos con ESSIAC en 400 pacientes. Me agrada asegurar a todos los interesados que yo misma corrí con todos mis gastos e investigué ESSIAC para satisfacer mi propio interés en víctimas del cáncer y conocer algunos de los agentes curativos que habían demostrado mejores resultados que ningún otro remedio contra el cáncer, y que podía recomendar de forma consciente a mis amigos y seres queridos. Quiero expresar que lamento que Ontario esté tan lejos y que sea tan difícil llegar desde California. El desplazamiento que supone tal distancia es una consideración importante a tener en cuenta para la seguridad y comodidad de los inválidos.
Expreso mi sincero interés y esperanza para que la humanidad entera permita la obtención del remedio ESSIAC de Rene Caisse, de acuerdo con sus principios filantrópicos y humanos. (Firmado: Emma M.Carson, M.D. Hayward Hotel, Los Angeles, California, 12 de agosto de 1937).
Cada pocos años tenía una cita con quienquiera que fuese el entonces “Honorable Ministro de la Salúd en Ontario” y asistía con un grupo de pacientes y una petición. Primero el Dr. Robb, después el Dr Faulkner y el Honorable Harold Kirby. Cada año el grupo de pacientes era más numeroso y las peticiones contenían más nombres.